El rodaje de Mecanoscrit 2.1

Juan Irache nos envía la crónica del rodaje. Primero de mayo, a medianoche. Un grupo de unas treinta personas, entre técnicos, productores, ...

Juan Irache nos envía la crónica del rodaje.

Primero de mayo, a medianoche. Un grupo de unas treinta personas, entre técnicos, productores, actores, cineastas y riveranos se amontonan en las proximidades de la Marcuera. Se están peleando con los focos, la cámara de cine, el frío y los generadores eléctricos para rodar los planos de un extraño cortometraje. Entonces aparecen las luces de un coche inesperado y Sara, de producción, se acerca a él: es la policía, han venido porque alguien les ha avisado de las luces tan extrañas que han aparecido. Sara se lo explica todo.

Agente: ¿Pero tenéis los permisos para rodar aquí?
Sara: Sí, sí. Por supuesto, ¿quiere que se los enseñemos?
Agente: No te preocupes, ya me fío... ¿Pero vais a estar mucho rato más?
Luis B.: Bueno... un poco, no os preocupéis.

Los policías se van. Unos metros más allá, el director (yo) y los actores no saben que el rodaje ha estado a punto de irse al traste por un inconveniente más: no tenemos ningún permiso, ¡¿Cómo voy a pedir permiso para rodar en mi pueblo?!

Es sólo una de las tensiones que generó el rodaje de Mecanoscrit 2.1, el cortometraje que estuvimos rodando del uno al cinco de mayo entre Rivas, las Bardenas y Barcelona. Una aventura que un grupo de aspirantes a cineasta nos propusimos cumplir a nivel casi profesional, pero sin ver un duro. Siete horas después, mientras conseguíamos rodar el último plano nocturno que necesitábamos, salió de golpe el sol y se acabó la gasolina de los generadores.

Durante el día trabajábamos a pleno sol, algunos coches y furgonetas -una de ellas pura chatarra- nos llevaban hasta más allá de Valareña por los caminos desérticos entre Aragón y Navarra. Allí montábamos nuestro humilde campamento: material, comida y sobretodo ganas de trabajar. Se preparaba la cámara y llenábamos de pescado, marisco, algas y anclas el suelo (¿Para qué? Habrá que ver el corto) incluso una barca, ponían las vías para el tráveling, yo ensayaba con los actores embutidos en trajes de neopreno y cuando el equipo de cámara estaba listo rodábamos las secuencias. Parece sencillo, pero quien nos vio entiende, por fin, porqué para rodar diez minutos de película se necesitan cinco días.

Fue el rodaje más duro que muchos hemos vivido. Sabíamos que rodar ciencia ficción -el corto va sobre dos o tres supervivientes en el fin del mundo- sin muchos medios sería difícil. En realidad en las Bardenas ya han fracasado varios rodajes; el desierto, los militares o la meteorología son cosas que no podemos controlar... y que no nos defraudaron. Pasábamos de 30 a 5 grados entre el día y la noche, se puso gente enferma, nos fallaron transportes, se estropeó parte del material, hubo incluso algún mal rollo interno, pero fuimos superándolo todo gracias a una cosa que luego os diré. Así que el día cuatro por la tarde, estábamos ya filmando los últimos detalles, paisajes de la Bardena, y nos permitimos el lujo de, en nuestro delirio final, coreografiar un Chiki Chiki que quedará en nuestra memoria (http://es.youtube.com/watch?v=BIGlv3_MXdM). Justo después, las nubes se apoderaron del desierto y una lluvia que aún debe durar, empezó a caer sobre nosotros: habíamos sobrevivido a Bardenas Reales.

Y lo prometido es deuda, si algo hizo que todo el mundo, tras pocas horas de mal sueño, se levantara todos los días a trabajar gratis fue... intentaré que no suene a peloteo... Rivas. El sabor de boca que tuvo el equipo desde el momento en que llegamos fue que, si te dan bien de comer, te tratan bien y el ambiente es bueno, se trabaja lo que haga falta. Luis nos condujo por todos lados y solucionó mil problemas, mis abuelos animaban a todos a pesar de no entender qué narices estábamos haciendo, las ya conocidas como “les tietes” de Rivas nos dieron de comer manjares exquisitos, nos acogieron familiares y amigos, el ayuntamiento nos ayudó con el alojamiento, la comida y el transporte, la gente del pueblo nos prestó apoyo y materiales, y me dejo cosas pero no quiero alargarme. La cosa es que gracias a todo y todos, dentro de unos meses -el montaje también es largo y pesado- tendremos un corto en cine del que estar orgullosos unos cuantos. O por lo menos haremos una fiesta de estreno a la que estáis todos invitados ¿O qué?



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  1. Juan, espero con ganas ver pronto ese corto!!!!
    Suerte!!!

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  2. Mucha mierda y que salga todo muy bien. Que envidia me dáis.Hacer cine.
    Hacer cine es trabajar con los hilos con los que se tejen los sueños y eso es maravilloso.
    Polvo, viento,lluvia y sol...
    Y al norte los Pirinegros...
    Esta tierra es Aragón...gon gon gon
    Vi el corto que hiciste con Luis Y.
    y me gusto mucho, ese monopatin es tremendo.Y Rivas de banda es genial.
    Que los sueños te marquen el camino.

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  3. yo también estoy impaciente por el corto, que cojon... PELICULA. lOS 42s de trailer tienen una pinta buenísima.

    MUCHA SUERTE JUAN.

    PD:gracias por acordarte siempre de Rivas en tus producciones.

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