Internet y madalenas

Enviado por: Emilio Gil Fuente: La voz de Ejea Título raro para un artículo donde los haya. Me pongo a escribir y se me acumulan las ideas e...

Enviado por: Emilio Gil
Fuente: La voz de Ejea



Título raro para un artículo donde los haya. Me pongo a escribir y se me acumulan las ideas en la cabeza. Y todo debido a la tecnología, que permite hacer cosas hasta hace nada impensables. Como lo que acabo de hacer, conectarme a internet mientras viajo en coche (no sufran que no conducía yo), comprar un billete para el AVE y subir al tren dos horas más tarde.

Es evidente que la tecnología nos ha facilitado la vida, aunque no a todos. Porque esto mismo que acabo de hacer es absolutamente imposible en muchos de los pueblos de la comarca. Pongamos el caso de Rivas. Presume este municipio- y razones objetivas tiene para ello- de tener una de las páginas web más visitadas y más activas de la zona. El esfuerzo de unos pocos y el interés de muchos han hecho posible que la idea de Rivaspress haya alcanzado una importancia y una posición en la mayoría de buscadores digna de admiración.


Será más o menos criticable su contenido y su organización, pero para un pueblo de las dimensiones de Rivas creo que es digno de mención. Y sin embargo, Rivas sigue siendo una «oscura sombra» desde el punto de vista de cobertura de telefonía móvil. Sin entrar en detalles respecto a las discusiones políticas causantes de este hecho, resulta paradójico que en el mismo pueblo en el que tan bien funciona su página web sea prácticamente imposible hablar por teléfono. Y no hablemos ya de la posibilidad de conexión vía wifi, servicio habitual en muchos puntos de nuestra geografía, cuyo suministro global y gratuito deberían plantearse los responsables municipales. Sin ánimo de comparación odiosa, recuerdo con agrado el servicio gratuito de internet en lugares ciertamente recónditos de un país como Argentina. Y que vean esto no únicamente como un elemento de ocio. A las puertas de la campaña de siembra del maíz, muchos son los agricultores que han invertido en la mejora de sus explotaciones, adecuando sus instalaciones de riego a sistemas informatizados con posibilidad de gestionar desde su teléfono móvil.

Pero hace falta cobertura… Cobertura, esa misma palabra que podemos utilizar para definir el sabroso baño de chocolate con el que adornan algunas de las madalenas que se elaboran en el horno de Bardenas ¿ven por qué decía antes que el título del artículo era raro? La pasada semana tuve ocasión de visitar ese pequeño y familiar negocio, y salí de allí con un entrañable sabor dulce. No solo por la enorme variedad de pastas que allí se elaboran de forma totalmente artesanal sino por el buen hacer, la predisposición y la amabilidad de la familia que, desde su llegada al pueblo procedente de Farasdués, continuaron esa actividad tan importante para un pueblo como es el hacer pan. Servicios como este, de la misma manera que los hay en otros pueblos como Valareña, El Bayo, Sabinar, Pinsoro, Santa Anastasia o Rivas son los que han vida y apegan a las gentes a lo suyo.

Pero vuelvo a internet, porque quiero manifestar mi total desacuerdo con la decisión tomada por los dirigentes de Aragón TV de cancelar la emisión de su canal satélite. Según estas cabezas pensantes «lo hacen pensando en el futuro», aunque no especifican de quien. El nuestro, el de los que vivimos fuera de la comunidad, desde luego que no. Y proponen que veamos el canal autonómico a través de internet. Eso es como ir en bicicleta por una autopista, eso sí, de peaje. Porque tenemos uno de los servicios más lentos y más caros del mundo, lo que nos coloca en el puesto 28 del ranking mundial, por detrás por supuesto de todos los países del mundo desarrollado.

Lejos, lejísimos de los 61 Mbs de Japón al increíble precio de 12 €/mes. Por eso, cuando a los mandatarios de las televisiones públicas se les ocurren ideas como la comentada, deberían antes sopesar las consecuencias de las mismas.

Y volviendo a la telefonía móvil y a su utilización. Cuidado con los SMS que tan habitualmente los jóvenes intercambian entre sí. Las «patadas» propinadas al lenguaje con la excusa de abaratar costes y reducir el tiempo de escritura van tomando cada vez más cuerpo.Y ya han sobrepasado las pantallas de los celulares para instalarse en las hojas escritas de exámenes en institutos y universidades. Les ilustro con un ejemplo que leí no hace mucho:«Ola.aki stoy kn un amgo. Xq n te vnes i ablmos. ymame co». Realmente lo único fácil de interpretar es la famosa expresión acuñada en esta tierra hace ya muchos años del «co», porque lo demás tiene su dificultad. Les prometo que he tenido que pensármelo tres veces y engañar al procesador de texto para que me dejase escribir «ola» sin hache, y sin que quisiera en ningún momento referirme al agradable fenómeno que se produce a la orilla del mar.

En fin, usemos la tecnología con cordura si los dirigentes nos dan la oportunidad, y mientras tanto y para calmar los nervios, un buen par de madalenas de Bardenas que saben a gloria desde la distancia.

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