Aquel viaje a Lourdes

Por Jesús Flores: (En homenaje a todos los viajeros de aquella feliz odisea, nuestro pequeño viaje del Titanic, que nos convirtió durante un...

Por Jesús Flores:

(En homenaje a todos los viajeros de aquella feliz odisea, nuestro pequeño viaje del Titanic, que nos convirtió durante unos días entrañables en una gran familia).

Como bien dice Tere Sauras, aquel viaje fue toda una aventura. No recuerdo la fecha exacta, pero estoy que fue hace más de 25 años. Íbamos gente de Rivas y de la residencia de ancianos de Ejea. Creo que venía también mosén José.

La cosa es que fuimos a Lourdes pero, ¡ojo al dato! pasando por Andorra la Vella por aquello de comprar algo barato, y a lo que llegamos a la muga de Francia en lo alto de aquellas montañas, veo que mi padre para el coche justo en mitad de la raya, se mete debajo del autocar y al poco rato sale con cara de sentenciado a muerte: ¡Me cagüen los mistos! ¡Nos himos quedau sin frenos!

A partir de allí, la cosa entra ya en el ámbito de las grandes epopeyas. Los gerdarmes franceses nos instaban de malos modos a que les despejásemos la frontera, mi padre y otros esforzados les trataban de decir que no se podía seguir porque estabamos sin frenos y porque de ahí para abajo lo único que había era una horrorosa pendiente hasta el valle, ¡daba miedo sólo con mirar!, y que corríamos grave peligro. Para colmo de chandríos, los aduaneros incordiando con que no se podía pasar carne y que nada de jamón. La cosa echaba chispas.



La gente empezó a apearse del autobús y los policías empeñados en que había que quitar el coche de ahí. Los ánimos empezaron a caldearse, llegó un gendarme francés hablando en catalán que la lió más intentando poner orden; aquello era ya un conato de motín en toda regla, una carga contra los mamelucos, un nuevo dos de mayo.

Estoy viendo como si fuera ahora al siño Juan Cataviela, boina en ristre, encararse a grito limpio con los asombrados gendarmes blandiendo el gayato:
¡Ande está la caridá, granujas, que no tenís caridá ! ¡Ya vendrís a España, ya! La cosa era muy seria, porque la cuesta que nos esperaba era de muerte. El caso es que nos obligaron a bajar unos kilómetros más abajo hasta una esplanada en mitad de las montañas y allí que fuimos, china chana y aspacico.
Son de esos momentos en los que un chófer se viste de torero y la gente contiene la respiración a la espera tensa de la suerte. “Ña ver Pedro, no vayamos a salir mañana en el Heraldo”. No sé cuanto tiempo pasó, si es que pasó el tiempo, pero al final mi padre nos llevó a lugar seguro.

El alboroto y los nervios le abrieron la gana de comer al personal que, en cuanto paramos en aquella plana, empezó a sacar las botas de vino y los chorizos y longanizas escondidos debajo de los asientos y al momento se empezaron a oír jotas y alguna que otra consigna contra Francia: ¡La Virgen del Pilar diceeeee………..que no quiere ser francesaaaaaaaaaaa…!

Al calor del tinto y a la ulor del pernil se aplacó la ira nacional y hasta el gerdarme catalán que andaba por allí se atrevió a darle un tiento al porrón. El cuadro era de película de Berlanga. Me acuerdo como si fuera ahora de una frase que se me quedó grabada del pobre Juan Cativiela mientras se preparaba con una navajica un imponente bocadillo de magra: ¡Hijo mío, todo tiene remedio, menos la muerte!

Nos sentíamos desamparados por las autoridades francesas y lo peor es que la noche se nos echaba encima y empezaba a notarse el frío. No sé si se rezó el rosario o alguna salve, lo que si recuerdo es que las mujeres empezaron a recoger leña para hacer una hoguera y asar chullas.
Conforme anochecía, la cosa se ponía cada vez más fea y fue entonces cuando mi padre me dio no sé que dinero y me dijo: ¡vete a ver si encuentras pronto un coche que esta noche aquí más de uno se congela!

Salí a la carretera, paré un coche y me llevaron a un pueblo y pregunté por un autocar. Me acuerdo que me indicaron una casa con jardín y que cuando entré estaba la familia cenando apaciblemente en un precioso salón comedor con chimenea. Junto al fuego yacía un perro pastor alemán. Sentí que aquella gente tan educada me miraba como si fuera el niño salvaje del bosque de Aveyrón. Me sentaron en una silla y mientras acaban de cenar les expliqué en mi francés escolar que necesitábamos un autocar para ir a Lourdes y que llevaba dinero para pagar. Por un momento tuve la impresión de que de no llevar dinero no habría viaje, pero al final se decidió y nos fuimos para la montaña a bordo de un flamante autocar.

A mi llegada al grupo, horas después, la gente empezó a dar vivas a la Virgen de los Ángeles y a más de uno, incluído mi padre, se le saltaron las lágrimas. Echamos todos los bártulos en el nuevo autocar y seguimos viaje a Lourdes entre jotas, charradas y risas hasta que llegamos de madrugada al hotel.

Una vez en Lourdes la gente se lo pasó muy bien. Curarse no se curó nadie, pero nos reímos mucho. El mayor milagro es que, a pesar de todos los ‘vetuperios’ que sufrimos, la gente no perdió nunca la sonrisa ni el buen humor.

Para la vuelta mi padre se fue a traer otro autobus y pudimos regresar sanos y salvos a Rivas.

De las muchas anécdotas que pasaron en ese viaje, nunca se me olvidará un comentario de mi madre, que era la primera vez que salía de España. Estábamos en la frontera sentados en la primera fila del autocar viendo a todos esos franceses a nuestro alrededor cuando de repente, y como saliendo de un largo y profundo ensimismamiento, soltó sin darse cuenta aquella sentencia inolvidable: ¡Cuánto extranjero en Francia!.

Relacionados

Yo estuve allí 9162534149174993877

Publicar un comentario

  1. vaya relato...has hecho que me emocione ya nada más levantarme...

    ResponderEliminar
  2. Me parto de risa!!!!....y de la manera que lo cuentas con ese estilo particular me imagino la situacion que debieron de pasarun grupito de Riveranos en aquellas montañas!!!...Que te voy a decir!!!je,je,....Solo nos faltaria que alguien que fuese en ese viaje nos mandase alguna foto,aunque dudo mucho que hubiese muchas camaras ni ganas para plasmar esos momentos.
    Nachos.

    ResponderEliminar
  3. Afloran muchos sentimientos y emociones en esta historia.
    Nos llevas de la mano a otra época,a otras vidas,a otros sueños.
    Nos llenas el alma de memoria y el corazón acongojado quisiera detener el tiempo.
    Jesús eres como un buen rancho y mientras nos faltas
    vamos tirando de magra y vino
    que escondemos bajo las sayas.
    Aún cuando el camino sea tortuoso, cuesta abajo y sin frenos
    no perderemos la sonrisa
    y sobre todo,Jesús,no pierdas el dinero y sigue trayendonos autobuses cargados de sabiduría.

    ResponderEliminar
  4. Lo acabo de leer y me llena de emocion.Gracias por hacernos sentir.

    ResponderEliminar
  5. He oído contar esa historia muchas veces y, según las personas que estaban allí ese día, Jesús en sí mismo fue como una especie de milagro… Imaginad la situación… noche cerrada, autobús roto, en la parte francesa de los Pirineos, todos contentos de vino, las hogueras preparadas para pasar la noche al raso… y APARECE JESUS CON UN AUTOBUS!!!!.... Para cuando llegaron a Lourdes ya no necesitaban milagros, su milagro tenía forma de autobús y lo traía Jesús. Y si alguien iba medio malo se le pasaron los males con la aventura (y con las risas, y con el vino, y con las chullas). Se ve que los que hicieron ese viaje no tuvieron ningún achaque en un año… decían que era por el agua de Lourdes, pero siempre se ha sabido que era por lo que había debajo de los asientos.

    ResponderEliminar
  6. !qué bueno tatona! Cuantas cosas buenas repartes también.Hace poco le decía a Javi que más que cristiano soy jesusiano.
    Milagro mucho de conocerle.

    ResponderEliminar
  7. esas chullas!!!! y esas magras!!!!
    JESUS!!!que jambre me esta entrando!!!
    cuentanos mas historias!!!

    ResponderEliminar
  8. Jesús esa última anécdota es impagable.Es que además me imagino,veo, a tu madre diciéndolo.

    ResponderEliminar
  9. Con que historia más bonita nos has trasladado al pasado. Tienes una forma de contar las cosas que parece que las estás viviendo. Eres genial hermano.

    ResponderEliminar
  10. Yo creo que a Berlanga le haría ilusión conocer el relato de ésta historia...
    Haría una buena película...
    Me recuerda a una película Cubana, (no recuerdo el título) en la que cruzan todo la Isla en un coche funerario...
    Lo trágico se convierte en cómico...
    Buena historia...
    Buen final...
    Buen recuerdo...
    Hay cosas que suceden y, no se saben porqué..
    Hay cosas que, pasan y salen bien.
    Son milagros, no lo sé..
    Tal vez, fuese la interconexión de todos los que viajaban en ese Autobús y, el buen ambiente y el buén rollo que invandía el mismo.
    Se trataba de convertir todo la inquietud en positividad...
    Y se consiguió..
    Escher.

    ResponderEliminar
  11. Hola Ana. Qué sorpresa encontrarte aquí en la página. Espero que todo te vaya muy bien. A ver cuando nos vemos por Rivas.¿Cómo va la aventura de ser mama? Lucas debe estar ya muy grande. Recuerdos y besicos para ti y toda la famili.

    ResponderEliminar
  12. Cuanta buena gente por aquí
    canta buena gente por allá
    la película es Guantanamera
    guajira guajira guantanameeeeeera.

    ResponderEliminar
  13. ¡¡ Tan lejos y tan cerca !!

    Muchas gracias por la página y por los relatos, os aseguro que desde tan lejos se valoran "una jartá" ( esto es como el Gran Hermano pero al revés, aquí la distancia magnifica las emociones )

    Jesús, un placer leerte y te aseguro que la "negrita" se lee con tu voz.

    Por cierto, cada día actualizais más la página y poneis más y más artículos, lo cual hace que yo cada día trabaje menos,.... pero eso sí, con una sonrisa.

    Saludos a todos.

    ResponderEliminar
  14. Gracias Luis..
    No recordaba el título...
    La película es genial...como casi de todo Cuba...
    "hasta la victoria, siempre..."
    así rezaba en aquellas vallas publicitarias...
    No también son un fans de P&P...
    Qué sueten tienen P&P, de tener un amigo, un cuidador... como tú..
    Se lo tienen que pasar genial..
    Me imagino que te habrán dicho cuatro cosas las gallinas...
    Recuerdas cuando subimos a la torre en aquella noche de verano... alucinaus y alucinando, pa vernos matau...
    Escher.

    ResponderEliminar
  15. He cometido dos fallos al escribir..
    "Yo también soy un fas de P&P.."
    Qué "suerte"...
    Lo siento..
    (hay que repasar los escritos)

    ResponderEliminar
  16. Buenísimo el relato.
    Me parecía que te estaba oyendo contarlo.
    Recordaba cuando hicimos la selectividad Maria Jesús Ciudad y yo que nos quedábamos en tu casa.
    Tu te ponías a leer en el balcón El Corán en árabe (lo recuerdo porque me impresionó), y cuando nosotras estábamos saturadas de estudiar, salíamos para que nos contaras historias.
    Me pasa igual que a Roger (hola Roger) con tanta historia cada día trabajo menos, además, si son de risa como ésta y la de P&P no puedo evitar la carcajada, y de reojo veo como me miran mis compañeros, por las caras que ponen deben pensar que estoy un poco ida (coas que en mi empresa no es del todo raro).

    ResponderEliminar
  17. durante unos minutos al leer tu historia he sentido que iba yo también en ese autobús sentado al lado del Siño Cativiela...gracias.

    ResponderEliminar
  18. ALA PUES TODOS A PICAR, QUE YA VALE DE GANDULIAR ( HOSTIA QUE ME TENGO QUE IR A ARREGLAR UN GRFO) ALA ADIOS

    ResponderEliminar

emo-but-icon

Recientes

Lo + visto

Coment.

SERVICIOS

item